Presentación y bienvenida



Este es un espacio libre y abierto en el que todo el mundo es bienvenido. Cualquiera es libre de entrar, ver y opinar. La única norma es el respeto.
¿La idea? Poner en común aquellos temas, dudas o inquietudes que puedan surgir en el día a día en relación con la Medicina, la traumatología, las implicaciones éticas y la calidad asistencial.
Cada opinión será responsabilidad de quién la emita, y aquellos comentarios que resulten ofensivos, serán eliminados.
Mi bienvenida más cordial.

En especial, me gustaría mucho recibir opiniones de pacientes, usuarios, familiares... Si las opiniones son sólo de los sanitarios, falta una perspectiva muy importante.

domingo, 27 de febrero de 2011

TODO LO QUE SE PUEDE ¿SE DEBE?

La decisión de Anne 


Una película que plantea el asunto de los "niños medicamento". Unos padres conciben una segunda hija, compatible con su hermana mayor para tratar su leucemia. Sin embargo, al cumplir once años, la hermana medicamento decide no quiere donar un riñón a su hermana enferma y decide demandar a sus padres para conseguir la "emancipación médica"...

La pregunta del título surge sola. Hemos alcanzado una velocidad tal en los avances científicos, que casi cada semana nos encontramos con una posibilidad nueva a nuestro alcance. Cuando todavía no hemos tenido tiempo de digerir las implicaciones éticas de una técnica, aparece otra que va un poco más allá. Clonación, terapia genética, diagnóstico prenatal, intervenciones intraútero, píldora postcoital, fecundación in vitro, embriones congelados, células madre.

¿Qué puede ocurrir en pocos años si comenzamos a utilizar esas técnicas antes de evaluar las consecuencias y las puertas que se abren? Y lo que me resulta todavía más inquietante: ¿Hay manera de evaluar realmente las posibles consecuencias, o desde nuestro momento actual resultan inimaginables?

El progreso sin control nos puede estar llevando a "pendientes resbaladizas" muy pronunciadas y que en el momento presente aún no sabemos dónde pueden terminar. Como ocurre en la película, a veces creemos estar buscando la mejor solución a un problema y sin darnos cuenta, no sólo no solucionamos, sino que creamos problemas aún mayores.

Aunque el hilo central de la película sea la cuestión de si la pequeña puede decidir por si misma, alrededor de esa historia se tocan muchas cuestiones relativas a las distintas maneras de afrontar la muerte, los duelos, y de fondo, el cuestionamiento de la pequeña "¿para qué he nacido?", el amor a su hermana y la esperanza.

Creo que la película da para iniciar muchas tertulias sobre muchos temas complejos, y creo que puede ser muy útil el análisis desde los diferentes puntos de vista éticos: libertarismo, comunitarismo, principialismo, utilitarismo, etc. Prometo hacer alguna entrada con algunos apuntes de ese análisis cuando tenga más tiempo.


 Trailer de la película

domingo, 20 de febrero de 2011

LEY DEL ABORTO


Hoy toca un pequeño repaso a la ley del aborto.

Empecemos por el nombre: interrupción voluntaria del embarazo. Un eufemismo. Así no suena tan mal (a lo mejor yo he dejado de ser diabético y me he convertido en un disminuido pancreático; lo cierto es que sigo sin fabricar insulina). En realidad, el nuevo nombre dice ya bastante acerca del espíritu de la norma: aborto ha adquirido con el paso de los años la connotación de que se aborta una vida (humana o no, pero vida); interrupción voluntaria del embarazo, sin embargo, no tiene en cuenta la vida de forma directa, solo el embarazo. No se interrumpe una vida sino un embarazo. Quizá esto lo haga más aceptable.

A mi juicio, el principal problema de esta ley y de la información con la que los legisladores la acompañan, es que está contribuyendo a anestesiar aún más a una sociedad que está ya éticamente muy anestesiada. Esas afirmaciones de que hasta la semana 14 el útero está ocupado por vida no humana no tienen fundamento. ¿Puede alguien explicarme qué es lo que ocurre entre la semana 14 y la 15 para que lo no humano pase a ser humano?
El problema de afirmar esto sin más, es que se está hurtando a la sociedad de un debate ético muy importante para nuestro desarrollo y maduración como ciudadanía. Con esta base no hay nada que plantearse, no hay deberes para con algo que no es humano.
¿La semana 14 desde qué suceso? ¿Desde la última regla? ¿desde la fecundación? ¿desde la implantación? Según cuál elijamos como punto de inicio, la semana 14 puede ser 14 +/- 3.

Desde que se une el óvulo y el espermatozoide, comienza a desarrollarse una vida diferente. Esa vida aún no está determinada. Puede que termine siendo rubia, morena, alta, obesa, tímida o desenvuelta. Incluso puede que se divida en dos vidas diferentes y terminen siendo gemelitas, pero parece un hecho cierto que esa vida ya se ha iniciado, y que es independiente de los progenitores (no independiente en cuanto a capacidad de subsistencia, pero si en cuanto a delimitación.
¿Es igual la dignidad que debemos dar a esa vida que la que damos a un bebé de dos meses, o a un adulto de cuarenta años? Aquí es donde esta el verdadero debate; el que cada cual tendrá que ver como resuelve. Pero este debate necesita argumentos serios y una base científica, no afirmaciones gratuitas e interesadas.

En mi opinión (como opinión, es lo que hoy, con los conocimientos que tengo, opino, y probablemente dentro de un tiempo se haya modificado). Cuando pretendemos anestesiarnos éticamente con  respecto al aborto, invocamos argumentos que resultan incoherentes con nosotros mismos. Me explico. Si una pareja quiere tener descendencia, lo buscan, no pueden, van a una Fecundación in Vitro y comienza un  embarazo. Se sienten felices. Están esperando un hijo desde que se enteran (no desde la semana 14). Si en la semana 13, se produce un aborto espontáneo, lo que se siente es la pérdida de un hijo, no de algo no humano. Nadie utiliza palabras de consuelo que incluyan “bueno, todavía no era humano”. De un modo quizás intuitivo, sabemos que de esa gestación recién iniciada puede salir un ser humano o nada, y que cuando lo que sale es nada, se ha perdido un ser humano. Aún no lo hemos visto, no lo conocemos, no lo hemos tocado, pero para nosotros es tan “nuestra hija” en la semana 12, en la 23 o en la 34, y si bien el sentimiento de pérdida (de fracaso, también) puede ser mayor al final del embarazo, eso no cambia para nada la calidad "no otra cosa que humana" del embrión ni del feto.

Enfrentar el aborto con serenidad no es fácil. Es un asunto muy complejo. Es un tema ético, que afecta a la ética de cada cual y a la ética de nuestra sociedad. En el aborto, hay un conflicto ético entre dos valores y uno de ellos es siempre la vida del no nacido. Un no nacido al que quizás aún no podamos dar la misma dignidad de una persona ya nacida, pero al que tampoco podemos despojar de dignidad como a una pertenencia (mi coche, mi camisa, mi casa). Un no nacido que es además el valor más vulnerable en esta historia, y que por tanto, debe ser objeto de protección especial (especialmente en una sociedad que se enorgullece de proteger a quienes se hallan en situación de vulnerabilidad).

Llegados a este punto, siempre aparece alguien diciendo: “¿Y si tu hija de 16 años se queda preñada, qué le dices, que lo tenga?” Pues no lo sé. No tengo hijas, pero si le ocurriera a mi sobrina, lo que si sé que no haría es decirle que estuviese tranquila porque lo que lleva dentro no es un ser humano ni tiene dignidad alguna hasta la semana 14. Y además, ese me parece uno de los casos en los que la decisión pueda terminar siendo el aborto. Pero me da la impresión de que detrás de esos supuestos de niñas de 16 años, quiere colar por la misma puerta la adulta de 32 a la que en ese momento no le viene bien la llegada de una criatura porque va a iniciar una gira (y eso, en principio, no es un conflicto de valores, eso es un conflicto de intereses).


Cuando la sociedad se anestesia, el resultado final viene a ser: "Todo lo que no está prohibido, se puede. No hay problema." Partiendo de ese supuesto, el aborto se puede convertir en un método anticonceptivo al uso, más barato que los anticonceptivos orales. Una combinación de píldora del día después con aborto si ésta falla. La duda que me surge es la siguiente: Debe tener la misma consideración y estar igual de permitido el aborto en una menor, por un embarazo accidental, que el uso repetido de píldora postcoital combinado con varios abortos en la misma menor. No está prohibido, de acuerdo, pero ¿es recomendable? 

Por si alguien aún tiene dudas, no estoy en contra del aborto. Cuando el conflicto de valores se plantea entre la vida del no nacido y la vida de la madre, o la calidad de vida del no nacido, o cuando hay graves malformaciones, violaciones, menores, creo que es imposible respetar ambos valores y que hay que tomar una decisión prudente que puede ser perfectamente decidir por el aborto.
Pero si la decisión se toma desde la anestesia ética, ¿qué va a suceder cuando la anestesia termine? Tendremos que convertirnos en una sociedad adicta a esa anestesia para que el dolor ético no nos alcance nunca. Y haciendo eso ¿cómo crecemos? ¿cómo crecemos como individuos? ¿cómo maduramos como sociedad? ¿cómo vamos a conseguir llegar a ser personas autónomas?

El aborto puede ser la solución éticamente más prudente ante un conflicto de valores, o puede ser la solución éticamente más irresponsable ante un conflicto de intereses.

martes, 15 de febrero de 2011

INFORMACIÓN PARA DECIDIR

Hoy he leído en el blog de Miguel Angel Palacios (el enlace está a la derecha) acerca de los costes de la anestesia. Tiene mucha miga lo que escribe, pero lo que más me llamó la atención fue la forma de referirse al consentimiento informado.
En completo acuerdo con él, el consentimiento no es la firma en un documento, sino que es todo lo que ocurre antes de ese momento y que faculta al paciente para tomar la decisión de aceptar o rechazar lo que se le propone.
Suena bien eso de "consentimiento informado", sin embargo, ese nombre esconde en mi opinión una peligrosa perversión. Yo te informo para que tú consientas (por supuesto, para que tú aceptes lo que yo te propongo). ¿Y las alternativas?

Los formularios de información que acompañan a los consentimientos, suelen llevar por título algo como: "Formulario de consentimiento para prótesis total de cadera", es decir, toda la información que se considera necesaria y suficiente para que alguien decida si se pone la prótesis o se queda como está. Las alternativas se mencionan, como mucho, de pasada.

En el fondo, tiene su lógica. Si yo como especialista estoy seguro de que lo mejor para tu artrosis de cadera es ponerte una prótesis, pondré sobre la mesa esa opción. Otras opciones menos útiles, recogidas en las alternativas, probablemente ni se comenten, entre otras cosas porque yo (el especialista en eso) tengo muy claro que no son la mejor opción.

En esta situación sigue estando centrada en los especialistas, porque, ¿cuántos de nuestros pacientes (excepto los que buscan en internet) saben que existen otras alternativas, quizá menos eficaces, pero posibles para su patología?

Me temo que no tantos.

¿Consentimiento informado?........ No. Mejor "Información para decidir".

Por ejemplo: "Documento de información para decidir acerca de la artrosis de rodilla", con una explicación acerca de las diferentes opciones que tenemos en el arsenal terapéutico. Por supuesto, de ese formulario los especialistas tendremos que  delimitar en cada caso aquellas opciones que puedan ser ofertadas, lo que dependerá de que no estén contraindicadas y de que estén indicadas (estudios que avalen alguna utilidad en esa situación). Se podría plantear también, si hablamos de un sistema sanitario público o de una aseguradora, que estén en la cartera de servicio. En mi opinión, creo que deberían ofertarse en cualquier caso, y que sea el paciente quién decida si quiere acudir a otro sitio.

Como en una espiral, vuelvo a donde empecé. Como dice Miguel Ángel en su blog, todo eso es lo que debe ocurrir en una consulta y en las sucesivas consultas con un paciente, para que el momento de la firma no sea más que el punto y final de un proceso de "información para decidir" que se ha ido desarrollando en cada visita.

Muchos dirán que para esto aún falta mucho, y estoy de acuerdo. Hace falta que los pacientes quieran, que los especialistas queramos y que la administración quiera. Y cuando digo querer, me refiero a querer, no me refiero a decir que quiero, quedar bien, y seguir como siempre. ¿Es difícil? No lo dudo, pero de nosotros depende.

Más difícil es amanecer en una playa de El Ejido y encontrar tres centímetros de nieve...


miércoles, 9 de febrero de 2011

HONORARIOS MÉDICOS

En la antigüedad, la medicina era una de las tres profesiones. Ser médico (no cirujano ni barbero, médico) era ser miembro de una casta especial: los únicos conocedores de los secretos que podían devolver la salud a un cuerpo enfermo. El médico estaba algo por encima del resto de los mortales, y en el juramento hipocrático, no juraba ante los hombres, sino ante los dioses. El médico no rendía cuentas ante el resto de los mortales, sino ante los dioses y sus propios compañeros de profesión. El médico era el que sabía qué era lo mejor, y el paciente callaba y obedecía.

Otros oficios, a cambio de su trabajo, recibían un salario; el médico no. No había precio para la salud y la vida. Por eso el médico recibía sus honorarios, en reconocimiento al "honor" de haber sido tratado.

Los tiempos han cambiado mucho. Trabajamos en grandes sistemas sanitarios hacia dónde peregrinan los pacientes, en busca de una mejora en su salud. Incluso ahora, hasta a los cirujanos se nos llama médicos. Los usuarios (ya no pacientes) se permiten discutir nuestras opiniones e indicaciones, se informan en google y hasta piden segundas opiniones. Y por supuesto, ahora tenemos un sueldo.

La ciencia y la técnica han avanzado mucho, pero el lado humano de nuestra profesión ha quedado enterrado entre pruebas complementarias, objetivos que cumplir y recursos que optimizar. Ahora somos capaces de curar los cuerpos mucho más que antes, pero las almas se pierden en esa maleza de números, y por eso hemos perdido los honorarios.

Seguimos siendo personas tratando a personas, tratando con personas. Más allá de la ciencia y la técnica, los usuarios siguen siendo personas con necesidades de atención, de respeto, de cariño, de compasión. Podemos ser médicos-máquina y cumplir a la perfección las especificaciones científico-técnicas. Nos pagan por eso y nos lo exigen.

Pero la parte humana es más difícil de exigir. ¿Cómo se exige un trato amable o acogedor? ¿En qué "lex artis" está recogido? No, la humanidad no se cobra en el salario; se cobra en especie. El honor del trato humano entre personas, del reconocimiento, la dignidad, el agradecimiento y el respeto que pueden surgir entre alguien que necesita ayuda y alguien que está capacitado y dispuesto a darla.

Los usuarios saben que ellos pagan. Que nuestro sueldo, al fin y al cabo, sale del bolsillo de todos. Pero lo que paga nuestro sueldo es la ciencia, la humanidad se sigue pagando con los honorarios. Que cada cual decida si le es suficiente con el sueldo o quiere también los honorarios.

¿VIEJA O JOVEN?

¿VIEJA O JOVEN?
La realidad es la que es. Todo es cuestión de perspectiva.