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domingo, 20 de febrero de 2011

LEY DEL ABORTO


Hoy toca un pequeño repaso a la ley del aborto.

Empecemos por el nombre: interrupción voluntaria del embarazo. Un eufemismo. Así no suena tan mal (a lo mejor yo he dejado de ser diabético y me he convertido en un disminuido pancreático; lo cierto es que sigo sin fabricar insulina). En realidad, el nuevo nombre dice ya bastante acerca del espíritu de la norma: aborto ha adquirido con el paso de los años la connotación de que se aborta una vida (humana o no, pero vida); interrupción voluntaria del embarazo, sin embargo, no tiene en cuenta la vida de forma directa, solo el embarazo. No se interrumpe una vida sino un embarazo. Quizá esto lo haga más aceptable.

A mi juicio, el principal problema de esta ley y de la información con la que los legisladores la acompañan, es que está contribuyendo a anestesiar aún más a una sociedad que está ya éticamente muy anestesiada. Esas afirmaciones de que hasta la semana 14 el útero está ocupado por vida no humana no tienen fundamento. ¿Puede alguien explicarme qué es lo que ocurre entre la semana 14 y la 15 para que lo no humano pase a ser humano?
El problema de afirmar esto sin más, es que se está hurtando a la sociedad de un debate ético muy importante para nuestro desarrollo y maduración como ciudadanía. Con esta base no hay nada que plantearse, no hay deberes para con algo que no es humano.
¿La semana 14 desde qué suceso? ¿Desde la última regla? ¿desde la fecundación? ¿desde la implantación? Según cuál elijamos como punto de inicio, la semana 14 puede ser 14 +/- 3.

Desde que se une el óvulo y el espermatozoide, comienza a desarrollarse una vida diferente. Esa vida aún no está determinada. Puede que termine siendo rubia, morena, alta, obesa, tímida o desenvuelta. Incluso puede que se divida en dos vidas diferentes y terminen siendo gemelitas, pero parece un hecho cierto que esa vida ya se ha iniciado, y que es independiente de los progenitores (no independiente en cuanto a capacidad de subsistencia, pero si en cuanto a delimitación.
¿Es igual la dignidad que debemos dar a esa vida que la que damos a un bebé de dos meses, o a un adulto de cuarenta años? Aquí es donde esta el verdadero debate; el que cada cual tendrá que ver como resuelve. Pero este debate necesita argumentos serios y una base científica, no afirmaciones gratuitas e interesadas.

En mi opinión (como opinión, es lo que hoy, con los conocimientos que tengo, opino, y probablemente dentro de un tiempo se haya modificado). Cuando pretendemos anestesiarnos éticamente con  respecto al aborto, invocamos argumentos que resultan incoherentes con nosotros mismos. Me explico. Si una pareja quiere tener descendencia, lo buscan, no pueden, van a una Fecundación in Vitro y comienza un  embarazo. Se sienten felices. Están esperando un hijo desde que se enteran (no desde la semana 14). Si en la semana 13, se produce un aborto espontáneo, lo que se siente es la pérdida de un hijo, no de algo no humano. Nadie utiliza palabras de consuelo que incluyan “bueno, todavía no era humano”. De un modo quizás intuitivo, sabemos que de esa gestación recién iniciada puede salir un ser humano o nada, y que cuando lo que sale es nada, se ha perdido un ser humano. Aún no lo hemos visto, no lo conocemos, no lo hemos tocado, pero para nosotros es tan “nuestra hija” en la semana 12, en la 23 o en la 34, y si bien el sentimiento de pérdida (de fracaso, también) puede ser mayor al final del embarazo, eso no cambia para nada la calidad "no otra cosa que humana" del embrión ni del feto.

Enfrentar el aborto con serenidad no es fácil. Es un asunto muy complejo. Es un tema ético, que afecta a la ética de cada cual y a la ética de nuestra sociedad. En el aborto, hay un conflicto ético entre dos valores y uno de ellos es siempre la vida del no nacido. Un no nacido al que quizás aún no podamos dar la misma dignidad de una persona ya nacida, pero al que tampoco podemos despojar de dignidad como a una pertenencia (mi coche, mi camisa, mi casa). Un no nacido que es además el valor más vulnerable en esta historia, y que por tanto, debe ser objeto de protección especial (especialmente en una sociedad que se enorgullece de proteger a quienes se hallan en situación de vulnerabilidad).

Llegados a este punto, siempre aparece alguien diciendo: “¿Y si tu hija de 16 años se queda preñada, qué le dices, que lo tenga?” Pues no lo sé. No tengo hijas, pero si le ocurriera a mi sobrina, lo que si sé que no haría es decirle que estuviese tranquila porque lo que lleva dentro no es un ser humano ni tiene dignidad alguna hasta la semana 14. Y además, ese me parece uno de los casos en los que la decisión pueda terminar siendo el aborto. Pero me da la impresión de que detrás de esos supuestos de niñas de 16 años, quiere colar por la misma puerta la adulta de 32 a la que en ese momento no le viene bien la llegada de una criatura porque va a iniciar una gira (y eso, en principio, no es un conflicto de valores, eso es un conflicto de intereses).


Cuando la sociedad se anestesia, el resultado final viene a ser: "Todo lo que no está prohibido, se puede. No hay problema." Partiendo de ese supuesto, el aborto se puede convertir en un método anticonceptivo al uso, más barato que los anticonceptivos orales. Una combinación de píldora del día después con aborto si ésta falla. La duda que me surge es la siguiente: Debe tener la misma consideración y estar igual de permitido el aborto en una menor, por un embarazo accidental, que el uso repetido de píldora postcoital combinado con varios abortos en la misma menor. No está prohibido, de acuerdo, pero ¿es recomendable? 

Por si alguien aún tiene dudas, no estoy en contra del aborto. Cuando el conflicto de valores se plantea entre la vida del no nacido y la vida de la madre, o la calidad de vida del no nacido, o cuando hay graves malformaciones, violaciones, menores, creo que es imposible respetar ambos valores y que hay que tomar una decisión prudente que puede ser perfectamente decidir por el aborto.
Pero si la decisión se toma desde la anestesia ética, ¿qué va a suceder cuando la anestesia termine? Tendremos que convertirnos en una sociedad adicta a esa anestesia para que el dolor ético no nos alcance nunca. Y haciendo eso ¿cómo crecemos? ¿cómo crecemos como individuos? ¿cómo maduramos como sociedad? ¿cómo vamos a conseguir llegar a ser personas autónomas?

El aborto puede ser la solución éticamente más prudente ante un conflicto de valores, o puede ser la solución éticamente más irresponsable ante un conflicto de intereses.

1 comentario:

  1. No hay nada màs facil que solucionar el problema de un hijo no deseado eliminàndolo sin màs.

    Pensemos tambien que muchos adultos que en su tiempo fueron embriones de menos de 14 semanas, sobrevivieron porque era mas dificil deshacerse de ellos que tenerlos.
    Hicieron felices a quienes estuvieron a su lado e incluso aportaron bien a la sociedad en diferentes medidas.
    Seria muy facil bajar de la semana 14 a la 13, y a la 12,y asi sucesivamente.Total no existe una linea que delimite nada.
    Solucionando asì, cada vez màs problemas de los que los problemas no se los plantean en la conciencia.
    Es hora de proponerse el tema con seridad.

    Yo no tengo recuerdos de cuando tenia 1 an^o de vida, pero lo he tenido.
    Igualmente no tengo recuerdos de cuando era un embriòn, pero...Yo tambien tuve 13 semanas.


    SUSANA DIAZ

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