Presentación y bienvenida



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martes, 15 de febrero de 2011

INFORMACIÓN PARA DECIDIR

Hoy he leído en el blog de Miguel Angel Palacios (el enlace está a la derecha) acerca de los costes de la anestesia. Tiene mucha miga lo que escribe, pero lo que más me llamó la atención fue la forma de referirse al consentimiento informado.
En completo acuerdo con él, el consentimiento no es la firma en un documento, sino que es todo lo que ocurre antes de ese momento y que faculta al paciente para tomar la decisión de aceptar o rechazar lo que se le propone.
Suena bien eso de "consentimiento informado", sin embargo, ese nombre esconde en mi opinión una peligrosa perversión. Yo te informo para que tú consientas (por supuesto, para que tú aceptes lo que yo te propongo). ¿Y las alternativas?

Los formularios de información que acompañan a los consentimientos, suelen llevar por título algo como: "Formulario de consentimiento para prótesis total de cadera", es decir, toda la información que se considera necesaria y suficiente para que alguien decida si se pone la prótesis o se queda como está. Las alternativas se mencionan, como mucho, de pasada.

En el fondo, tiene su lógica. Si yo como especialista estoy seguro de que lo mejor para tu artrosis de cadera es ponerte una prótesis, pondré sobre la mesa esa opción. Otras opciones menos útiles, recogidas en las alternativas, probablemente ni se comenten, entre otras cosas porque yo (el especialista en eso) tengo muy claro que no son la mejor opción.

En esta situación sigue estando centrada en los especialistas, porque, ¿cuántos de nuestros pacientes (excepto los que buscan en internet) saben que existen otras alternativas, quizá menos eficaces, pero posibles para su patología?

Me temo que no tantos.

¿Consentimiento informado?........ No. Mejor "Información para decidir".

Por ejemplo: "Documento de información para decidir acerca de la artrosis de rodilla", con una explicación acerca de las diferentes opciones que tenemos en el arsenal terapéutico. Por supuesto, de ese formulario los especialistas tendremos que  delimitar en cada caso aquellas opciones que puedan ser ofertadas, lo que dependerá de que no estén contraindicadas y de que estén indicadas (estudios que avalen alguna utilidad en esa situación). Se podría plantear también, si hablamos de un sistema sanitario público o de una aseguradora, que estén en la cartera de servicio. En mi opinión, creo que deberían ofertarse en cualquier caso, y que sea el paciente quién decida si quiere acudir a otro sitio.

Como en una espiral, vuelvo a donde empecé. Como dice Miguel Ángel en su blog, todo eso es lo que debe ocurrir en una consulta y en las sucesivas consultas con un paciente, para que el momento de la firma no sea más que el punto y final de un proceso de "información para decidir" que se ha ido desarrollando en cada visita.

Muchos dirán que para esto aún falta mucho, y estoy de acuerdo. Hace falta que los pacientes quieran, que los especialistas queramos y que la administración quiera. Y cuando digo querer, me refiero a querer, no me refiero a decir que quiero, quedar bien, y seguir como siempre. ¿Es difícil? No lo dudo, pero de nosotros depende.

Más difícil es amanecer en una playa de El Ejido y encontrar tres centímetros de nieve...


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